Llegando en Sídney tras un largo pero no incomodo vuelo (la comida en Emirates siempre está buena!), me encontré completamente fuera de sincronización con todo. Intenté mantenerme despierto durante el día, pero siempre me quede dormido para después estar media noche despierto. Pase tres o cuatro días en la ciudad, paseando por el centro, haciendo salidas cortas en bici por algunas de las bahías pequeñas que forman parte de la bahía de Sídney, y comprando algunas cosas que iba a necesitar. Por fin, subí a la bici con todo lo que llevaba, y salí de la ciudad. El primer día en la bici fue uno para olvidar - eran casi las 12.00 cuando empecé a pedalear, y a las 15.00 solo había hecho 44kms y no faltaba mucho para el anochecer. Salir de la ciudad fue una pesadilla - mucho tráfico, muchas cuestas y una falta de mapas detalladas de los barrios hizo que cuando no iba en la dirección correcta a ritmo de caracol, daba marcha atrás para buscar una alternativa mejor. A pesar de esto, la sensación de estar en camino en este país tan grande fue increíble. Preguntando direcciones, todo el mundo era muy amable y me quiso ayudar, y una conversación en particular me hizo pensar que por fin estaba en camino:
Un hombre paseando a su perro; "A dónde vas, una vuelta por Australia?"
Yo; "Si!"
El; "De verdad?"
Yo; "Si!!"
El; "De verdad vas a dar la vuelta en bici?"
Yo; "Si!!!"
Un hombre paseando a su perro; "A dónde vas, una vuelta por Australia?"
Yo; "Si!"
El; "De verdad?"
Yo; "Si!!"
El; "De verdad vas a dar la vuelta en bici?"
Yo; "Si!!!"